Las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) fue una organización ilegal paramilitar de extrema derecha, se consolidaron hacia 1996 en Colombia,
su principal propósito era en principio llegar a regiones controladas
por la guerrilla "limpiarlas" o "liberarlas" de su presencia y luego
imponer en ellas su control. Las AUC fueron clasificadas como una
organización terrorista por el gobierno de Colombia, la Unión Europea y por los Estados Unidos.
Bajo la bandera de combatir a las guerrillas comunistas, las AUC
recibieron el apoyo soterrado de políticos, militares, ganaderos,
empresarios y personas del común. Durante su existencia la organización
fue responsable de miles de masacres a lo largo del territorio
colombiano,2 así como el desplazamiento forzado de miles de personas, el robo de tierras y el tráfico de drogas a países extranjeros.
HISTORIA
Las AUC se declararon como un grupo contrainsurgente que combatía a las guerrillas de las FARC, ELN y EPL
y eran patrocinados por grupos de ganaderos, terratenientes y
narcotraficantes de las regiones en las que operaban que eran hostigados
o amenazados por dichas guerrillas. Más del 70% de sus ingresos provenían del narcotráfico, igualmente se financiaban con el secuestro y la extorsión además de recibir dinero de multinacionales que operaban en las zonas bajo su control.También recibieron colaboración de varios miembros de las Fuerzas Armadas además de tener estrechos vínculos con múltiples políticos colombianos con el objetivo de ganar poder militar y político en el país.
Las AUC fueron responsables de un gran número de masacres y torturas utilizando métodos de terror contra la población civil y guerrilleros, usando armas no convencionales como motosierras para descuartizar a sus víctimas. Dichos actos causaron el desplazamiento forzado de miles de personas, así como la desaparición de cerca de 15.000 individuos, muchos de ellos asesinados y enterrados en fosas comunes
o arrojados sus cadáveres a los ríos. De la misma forma son
responsables de la muerte de miles de indígenas, sindicalistas y
militantes de grupos políticos de izquierda, a los que acusaban de ser colaboradores o admiradores de las guerrillas. Entre 1982 y 2005 los paramilitares perpetraron más de 3.500 masacres, y robaron más de seis millones de hectáreas de tierra.
Su líder y fundador fue Carlos Castaño Gil, asesinado por hombres de la misma organización por orden de su hermano Vicente Castaño,
el cadáver de Carlos Castaño fue encontrado e identificado en agosto de
2006, después de más de dos años de especulaciones sobre su muerte. Otros de sus principales miembros fueron Salvatore Mancuso o alias Santander Lozada, Iván Roberto Duque Gaviria o alias Ernesto Báez y Rodrigo Tovar Pupo o alias Jorge 40.
En 2003 firmaron un acuerdo de desmovilización
con el gobierno como resultado del cual se dejaron las armas unos
30.000 miembros de las llamadas autodefensas y sus comandantes cesaron
sus operaciones. Posteriormente se conocieron documentos y grabaciones
telefónicas que hacían creer que algunos de sus miembros seguían
delinquiendo desde la cárcel.
Adicionalmente, algunos líderes de las AUC y varios grupos
paramilitares locales no se acogieron al acuerdo de la desmovilización,
volvieron a tomar las armas o crearon grupos criminales posteriormente.
Algunos de sus máximos jefes que estaban sometidos al proceso de desmovilización, fueron extraditados a los Estados Unidos en la madrugada del 13 de mayo del 2008 para responder por el delito de narcotráfico ya que, según el gobierno, seguían delinquiendo desde la cárcel.
Masacres y fosas comunes
Este grupo paramilitar ha sido responsable de diferentes masacres en
varias zonas rurales del país. Las autoridades han hallado fosas comunes
donde se encontrarían miles de personas asesinadas por este grupo,
incluidos varios niños. La ubicación de muchas de estas fosas aún no se
conoce públicamente. Varios jefes paramilitares sometidos al proceso de
desmovilización han revelado la ubicación de algunas de ellas. Según informes de prensa, a finales de los años 1990
este grupo incrementó el número de masacres llegando al punto de
cometer 1 masacre cada 2 días entre los años 1999 y 2000, tiempo en el
que perpetraron más de 200 masacres por año.
Descuartizamiento
Informes de prensa han revelado que algunos de los miembros de las
AUC entrenaban a sus hombres en el descuartizamiento y desollamiento de
personas vivas con el uso de motosierras y machetes, así como en tácticas de tortura para causar terror u obtener información.
Varios desmovilizados de las AUC han relatado a las autoridades la
manera cómo a los campos de entrenamiento algunos jefes paramilitares
llevaban a varios campesinos amarrados en camiones para utilizarlos en
cursos de instrucción que enseñaban a descuartizar personas vivas.
Existe información según la cual algunos miembros de este grupo habrían
seguido delinquiendo a pesar de haberse desmovilizado y continúan con
estas prácticas criminales.Según las investigaciones, el descuartizamiento de personas vivas tenía
un triple objetivo, desparecer a las víctimas, usarlo como ritual de
iniciación para insensibilizar a los combatientes jóvenes y facilitar el
cavado de una fosa poco profunda puesto que el cuerpo descuartizado era
más fácil de enterrar que el cuerpo entero.
Otros métodos inusuales revelados por confesiones de antiguos miembros desmovilizados fue el de uso de serpientes venenosas para matar a sus víctimas. La orden la habrí
Desmovilización
Las AUC, después de anunciar un cese de hostilidades —que resultó
parcial e incompleto— ante organismos nacionales e internacionales, se
desmovilizó tras los diálogos de paz con el gobierno del presidente
colombiano Álvaro Uribe Vélez, un proceso bajo la verificación de la OEA. Sus jefes fueron recluidos principalmente en la cárcel de máxima seguridad de Itagüí
y han rendido indagatoria ante los fiscales designados para el proceso.
Algunos de quienes habían sido los máximos jefes fueron extraditados a Estados Unidos.
Algunos informes de prensa han revelado que algunos miembros seguirían
delinquiendo desde la cárcel y muchos de sus frentes permanecen aun
vigentes cometiendo asesinatos y delitos de lesa humanidad utilizando
otros nombre tales como: Águilas Negras, águilas Doradas, Rondas
Campesinas y organización nueva generación.
Si bien el proceso ha logrado desmovilizar a numerosos miembros de
las AUC y ha reducido la violencia en algunas zonas del país, persisten
muchas dudas al respecto de si realmente todos los desmovilizados se
mantendrán al margen de la lucha armada ilegal. Hay dudas acerca de qué
colaboración prestarán las AUC frente a las reclamaciones de justicia,
verdad y reparación de parte de las víctimas de sus acciones. Han
ocurrido diferentes asesinatos de víctimas que reclamaban reparación por
parte de los paramilitares o en su defecto, del estado. Tal es el caso
de la líder comunitaria Yolanda Izquierdo. Dicha situación continúa siendo polémica en Colombia.
El proceso de desmovilización tiene varias fallas, que han permitido
que algunos de los grupos paramilitares no se hubieran desmovilizado
realmente y en cambio estén intentando consolidar su control social y
económico en sus zonas de influencia, o que en su defecto varios de sus
integrantes regresen individualmente hacia una vida criminal.
a dado alias Jorge 40 a sus hombres del Bloque Norte
para el momento en que tuvieran que asesinar a más de tres personas. El
objetivo de este método era evitar que se considerara como masacre y se la atribuyeran al grupo puesto que el Derecho Internacional Humanitario califica como masacre actos de asesinato que incluyan a más de tres personas.
La desaparición de los
grandes carteles aumentó la participación de los grupos armados en el
negocio de la droga. Entre otras cosas, porque a los nuevos empresarios
del narcotráfico no les interesaba controlar toda la cadena de
producción de cocaína, sino subcontratar partes de la cadena a actores
especializados1. Esto le abrió la posibilidad a los grupos armados de controlar la producción de cultivos ilícitos2.
De hecho, la guerrilla y los grupos paramilitares se han especializado
tanto en esta porción de la cadena de producción que se los
responsabiliza de la expansión de cultivos ilícitos en el país como
consecuencia de la intensificación del conflicto armado3.
Rodrigo Pérez Alzate, alias Julián Bolívar, el desmovilizado jefe
militar del bloque Central Bolívar, de las Autodefensas Unidas de
Colombia, confesó la participación de sus hombres en, por lo menos, 20
masacres (muerte de más de tres personas en un mismo hecho) durante los
años 2000 y 2004 en varias poblaciones de Santander.
Ataque a policías
Pérez Alzate es también confesó el homicidio de los policías César
Augusto Carreño Ramírez, Oscar Alberto Ariza y Juan José Blandón Muñoz,
acribillados a bala por las autodefensas en un retén ilegal que montaron
en la vía a la vereda La Playa, del municipio de Málaga, Santander, el 3
de diciembre de 2002.
A juicio del ex jefe paramilitar, el crimen se organizó como reacción
a una serie de operativos de la Policía de ese municipio contra
miembros de las autodefensas, uno de ellos sucedido en septiembre de
2002, cuando personal uniformado retuvo a Cristóbal Cárdenas, alias
Llanero o Peruano (fallecido en marzo de 2007) y Ovidio Cárdenas (hoy en
libertad), a quienes les incautaron un radio de comunicación y una
ración de campaña.
Pérez Alzate le dijo a la fiscal que los policías le pusieron al
informe una granada de fragmentación para agravar el hecho, situación
que enojó a Gustavo Jaimes, alias Mauricio, comandante del frente
Patriotas de Málaga, de las Auc, ya fallecido, quien ordenó hacer un
operativo contra la fuerza pública, previa labor de inteligencia.
Para ello utilizó a un sobrino suyo, identificado como Carlos
Hernando Monroy Jaimes, que tenía una sostenida relación con la Policía
de la zona, al punto que, sin sospechar, los agentes le daban
información sobre operatividad y desplazamientos.
Monroy Jaimes le informó a alias Mauricio de un dispositivo que, ese 3
de diciembre, se iba a realizar en la vereda La Playa. En una reunión
sostenida en la vereda Las Tapias, del municipio de Cobarachía, Boyacá,
el jefe paramilitar anunció el desplazamiento de él y varios de sus
hombres para estar atentos al paso de los agentes que viajarían a bordo
de un bus de servicio público que cubría ese día la ruta
Capitanejo-Málaga.
En un sitio de la carretera atravesaron un vehículo para obligar a
parar al conductor. "El microbús arribó al lugar y trató de evadir el
retén, pero alias Mauricio encañonó al conductor y lo obligó a
detenerse", narró Pérez Alzate.
Uno de los policías trató de reaccionar pero, de inmediato, Edison
Ariel Alzate Lizarazo, alias Rasguño le apuntó a la cabeza, pues estaba
del otro lado de su comandante.
"Cuando ya todos los pasajeros estuvieron sometidos, los policías
fueron obligados a bajarse del microbús y a tenderse al piso. Alias
Mauricio disparó al primero con una pistola 9 milímetros y después le
ordenó a alias Flechas (Constantino Bastos Flórez) que le disparara a
otros de ellos con una escopeta, calibre 12".
Alias Pipo, el nombre de Gabriel Lizarazo Monsalve, recluido en la
actualidad en al Cárcel Modelo de Bucaramanga, remató a la segunda de
las víctimas y, de nuevo Mauricio, disparó contra el tercer uniformado.
Pérez Alzate dijo que la justicia condenó por estos hechos, a penas
de 40 años de prisión, a Richard Rodríguez Camargo y Fredy Alberto Gómez
Uribe quien, en su opinión, nada tuvieron que ver con el triple
homicidio.
Alias Flechas y Pipo pagan unas pena de 40 y 25 años de prisión de forma respectiva por su participación en este crimen.